Irak, antes de la ocupación norteamericana, no era un dechado de democracia, precisamente, pero sí uno de los países más prósperos de Oriente Medio, con una buena sanidad pública, infraestructuras y educación.
Tras la guerra de ocupación, la ONU encargó a norteamericanos y británicos la responsabilidad de administrar una gran suma de dinero que pertenecía el pueblo iraquí, pero ese dinero se gastó en sólo 14 meses y nadie ha podido saber con certeza donde fueron a parar esos 20.000 millones de dólares.
Se muestra que Irak se ha convertido en un lugar libre para el fraude, donde se han enriquecido un número indeterminado de individuos de procedencia norteamericana, personas sin escrúpulos que fueron a Irak a hacer negocios fraudulentos.
La autoridad provisional de la coalición no empleó el dinero en la población iraquí sino en llenar los bolsillos de los extranjeros que iban a hacer negocios y es precisamente la población de Irak la que está pagando con su vida este enorme fraude.
Hospitales recién construidos con aguas residuales en la cocina y el jardín, los apliques de la luz se derriten, muchas tuberías no están conectadas, las hormigas pasean por el suelo del quirófano que acaba de estrenarse... y cientos de despropósitos más.
Los iraquíes se preguntan hoy donde están estos 23.000 millones de dólares, producto de la venta de petróleo iraquí dentro del programa de la ONU "petróleo por alimentos" y por el embargo de cuentas de los bancos iraquíes.
El dinero fue depositado en el denominado "Fondo de ayuda para el Desarrollo de Irak", un dinero que fue controlado por personal del Pentágono.
Sólo durante los primeros 14 meses de ocupación, 363 toneladas de billetes de cien dólares volaron del Banco de la Reserva Federal en Nueva York hasta Bagdad, unos 12.000 millones de dólares, pero el caos posterior fue absoluto y testigos vieron como en dependencias de la capital iraquí se repartían sacos llenos de billetes.
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